La costumbre de comer “La Ba (octavo día del duodécimo mes lunar)”
El duodécimo mes lunar se llama “La Yue”. En la antigüedad, era un tiempo para festejar las cosechas y hacer sacrificios. Desde hace mucho tiempo, los chinos tienen la costumbre de comer “gachas” en el octavo día del duodécimo mes lunar. En cuanto a esta costumbre, se transmiten diversas leyendas, que tienen relación con la historia, religión, educación, emperadores y plebeyos.
Las gachas de “La Ba (octavo día del duodécimo mes lunar)” y su sacrificio ante Dios
Durante las dinastías Shang (siglo XVI-X a.de J.C.) y Zhou (siglo XI-256 a. De J.C.), las personas que se encargaban de ofrecer sacrificios a un determinado Dios se llamaban “La Ren”. Esa época del año es la más adecuada para hacer ofrendas, porque la carne y el pescado adobado aún no se han estropeado y no lo harán con facilidad. Hasta la dinastía Han (202 a.de J.C.-220 d.C.), se estableció que el octavo día del duodécimo mes lunar era día idóneo para ofrecer sacrificios. Desde entonces, la gente preparaba gachas particularmente ricas para este día. Se cocían el cacahuete, castañas, azufaifas, nueces, almendras y el arroz a fuego lento, también se añadía azúcar morena, lo llamaron “Gachas de ‘La Ba’”. Después de ser cocida se ponía en el patio, en una rueda de molino, en pocilga, etc., con el objetivo de rogar por una cosecha.
Las gachas de “La Ba (octavo día del duodécimo mes lunar)” y el budismo
Hasta la dinastía Han del Este (25-220), época en la que el budismo fue introducido a China, la ceremonia de sacrificio adquirió muchos nuevos conceptos en honor a Buda. Así que el octavo día del duodécimo mes lunar, era el día conmemorativo en el que Sakyamuni, fundador del budismo, logró la iluminación, por esta razón comer gachas en este día, se considera como una bendición de Buda.
Sakamuni, originalmente llamado Siddharta Gautama, nació alrededor del año 560 antes de nuestra era, en una familia aristócrata y acaudalada del clan shakya, en lo que ahora es Nepal, al norte de la India. Algunas historias indican que su padre fue el rey de los shakyas y que él llevaba una vida de opulencia, y lujos sin muchos límites, manjares, ropa elegante y muchos sirvientes. A pesar de todo esto, él no era feliz. Los placeres que le rodeaban solo servían para que contactarlo con la insatisfacción y para provocarle un intenso deseo de encontrar algo que tuviera un sentido más profundo.
La insatisfacción que sentía Siddhartha con su vida llena de lujos alcanzó tal punto que a sus veintinueve años decidió dejar su hogar y su vida de comodidades para convertirse en vagabundo en busca de la verdad, llevándose consigo únicamente un tazón para mendigar y unas sencillas ropas. Durante seis años de cultivarse a sí mismo, a veces no comía ni bebía, cuando tenía demasiada hambre, solía pedir limosna. En aquellos tiempos, los campesinos eran muy pobres, la beneficencia que podían darle era tan solo un poquito de arroz, legumbres, cereales, frutos silvestres, Sakamuni los mezclaba y cocinaba una sopa.
Un día, Sakamuni fue a Magadhapara buscar el verdadero significado de la vida. Debido a la fatiga, el hambre y el clima cálido, él quedó inconsciente. En ese momento, vino una pastora, que al ver que él estaba todo maltrecho y tirado en el suelo, se apiadó de él. Regresó a su casa, le preparó una sopa con arroz, leche, diversos cereales, frutos silvestres y se le dio de comer. Después de tomarlo, Sakamuni se sintió maravilloso y lleno de vitalidad, fue al río a bañarse y después se sentó bajo un árbol tiliáceo a meditar. Unos días después, logró la iluminación y se convirtió en Buda. Aquel día, precisamente fue el octavo día del duodécimo mes lunar chino del año 525 antes de nuestra era.
Después de que el budismo fue introducido a China, cada octavo día del duodécimo mes lunar, los budistas más devotos se reúnen para rezar la Sutra budista, quemar incienso, postrarse ante la imagen de Buda y representar las escenas en las que Sakamuni pedía limosna y el momento en el que la pastora le dio gachas. Ellos también cuecen la gacha con arroz, mijo, legumbres, frutos silvestres, etc. Así poco a poco, esta costumbre de comer gachas en el octavo día del duodécimo mes lunar se fue difundiendo en el pueblo.